Vidal Chávez López
Peces huidizos
la voz dulce y distante
palabras complicadas
naves de cristal
escamas incrustadas en el sueño
conocías los secretos de las profundidades
su mira preguntaba por otros puertos
y los pájaros volaban a la altura de su cintura
Espacios inhabitables
Su costumbre de cargar un ancla en la sonrisa para que no naufrague el universo.
Se alimentaba del os paz, del os cometas para calmar las tempestades
Era tan olvidadizo que ahora me pregunto si algún día supo
que construyó esta casa donde se le apagó la vida escalando firme los rayos del
sol en busca del mar perdido.
El mundo de un río apagado que le dolía como un alfiler
enterrado
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